Like Mother, Like Daughter

Como madre tanto hija

Al cumplir 40 años, reflexiono sobre el camino que me ha traído hasta aquí. Y en el centro de ese camino, el corazón que me ha guiado a través de los altibajos de la vida, está mi madre, mi superheroína. No es solo un faro de fuerza y ​​belleza; es una fuente de inspiración que ha moldeado la mujer que soy hoy.

Recuerdo vívidamente cuando tenía 5 años y miraba a mi madre con asombro. Sus labios rojos, su radiante piel morena y su energía contagiosa la convertían en la mujer más hermosa y fuerte del mundo, a mis ojos. No sabía entonces que esta admiración solo crecería con el tiempo.

El viaje de un héroe

El viaje de mi madre comenzó con una historia de origen humilde, que entrelaza una historia de valentía, resiliencia y el vínculo inquebrantable entre madre e hija. Fue criada en parte por mi bisabuela en la campiña de Santiago, República Dominicana. Los exuberantes paisajes, la sencillez de la vida rural y la sabiduría de su bisabuela jugaron un papel fundamental en la formación de su carácter.

Su madre, mi abuela, por otro lado, emprendió su propio viaje a la tierna edad de 16 años. Dejó atrás la serenidad del campo y fijó su mirada en la ciudad de Nueva York, donde buscaba construir un futuro mejor para ella y su familia. Fue un camino lleno de desafíos, pero lo recorrió con determinación y un espíritu inquebrantable.

En su ausencia, mi madre se convirtió en una notable fusión de sus raíces rurales y las aspiraciones urbanas de su madre. El campo le había inculcado un profundo aprecio por la sencillez, la naturaleza y el poder de la comunidad. Era un mundo donde los valores estaban grabados en la esencia misma de la vida, y estos valores se convirtieron en una piedra angular de su carácter.

Las lecciones de amor y fuerza

De mi madre, aprendí la importancia de abrazar la positividad, sin importar los desafíos que la vida nos presente. Su creatividad desbordante se convirtió en una fuente inagotable de inspiración. Podía convertir una tarde común en una aventura, una simple manualidad en una obra maestra y un día cualquiera en un recuerdo para atesorar.

Era ella

quien me introdujo al mundo de la costura , un arte que he llevado conmigo en mi vida adulta e incluso documentado en mi libro, " Crafts Create Change ", que se lanzó en 2022. Su paciencia, su guía y su inquebrantable creencia en mis habilidades nutrieron mi pasión por la creatividad y despertaron mi espíritu emprendedor.

Verás, a veces subestimamos el impacto que nuestros padres tienen en nosotros como niños. Quizás pensemos que simplemente viven su vida, pero no nos damos cuenta de que absorbemos su sabiduría, su fuerza y ​​sus valores como esponjas. Soy la mujer que soy hoy gracias a mi madre, y no podría estar más orgullosa de ello.

El círculo de la vida

Ahora, como madre de un niño de 4 años, dinámico e imaginativo, sigo sus pasos con más frecuencia de la que jamás hubiera imaginado. La veo reflejada en mi actitud positiva hacia la vida, en la creatividad desbordante que comparto con mi hijo y en la actitud de búsqueda de soluciones que se ha convertido en mi sello personal.

De muchas maneras, continúo el legado que mi madre me legó. La sabiduría y el amor que absorbió de su bisabuela en la campiña de Santiago se han transmitido de generación en generación, y veo cómo se arraigan en mi propia hija.

Un vínculo que moldea generaciones

La trayectoria de mi madre, sus experiencias y los valores que lleva consigo han creado una profunda repercusión. Es un testimonio de la influencia perdurable de las madres, las heroínas anónimas de nuestras vidas. Así como mi abuela emprendió su camino para forjar el futuro de su familia, mi madre ha continuado ese legado de fortaleza, determinación y amor.

Estoy agradecida por las lecciones que he aprendido, el amor que he recibido y la inspiración que fluye por las venas de nuestra familia. Al celebrar mi 40.º cumpleaños, celebro no solo a la mujer en la que me he convertido, sino también a las mujeres que me han formado: mi madre, mi abuela y mi bisabuela.

Es un homenaje al vínculo inquebrantable entre madre e hija, un vínculo que trasciende generaciones y continúa moldeando el mundo. Me enorgullece formar parte de este legado y espero compartir estos valores con mi hija, tal como los compartieron conmigo. Porque, como he aprendido, la trayectoria de un héroe no se define por los superpoderes, sino por el amor, la sabiduría y la fuerza que las madres transmiten a lo largo de los siglos.

Tu N iña Siempre,
Alicia

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