Sundays with Felicita

Domingos con Felicita

El bullicioso corazón de Miami nos llamaba algunos domingos. En medio del colorido caos de Bayfront Park, se esconde un tesoro de recuerdos entretejidos con los vibrantes hilos de la cultura latina. Si bien muchos consideran las cenas elegantes reservadas para ocasiones especiales, en nuestra familia eran un testimonio semanal del amor, la risa y el espíritu indomable de mi abuela, Felicita.

Imagínense esto: una típica mañana de domingo, con el sol asomándose por las cortinas, proyectando un resplandor dorado sobre nuestro acogedor hogar. El día siempre comenzaba con la solemne misa, seguida de un abundante almuerzo preparado por la propia Felicita. Pero lo que venía después era el momento culminante de la semana: una aventura culinaria que haría palidecer de envidia incluso al más experimentado gourmet.

En lugar de conformarse con comidas monótonas en casa, Felicita tenía un don para convertir los domingos en un festín para los sentidos. Ya fuera con una generosa variedad de delicias de mariscos en Red Lobster o una escapada a Bayside para disfrutar del espectáculo de artistas de salsa y merengue, se aseguraba de que nuestras papilas gustativas siempre estuvieran llenas de emoción.

Ah, los 90, una época en la que la música de big band era el Spotify de nuestra generación, ¡pero mejor porque era en vivo! Mientras nos balanceábamos al ritmo de la música, rodeados de la vibrante energía de la comunidad latina de Miami, la risa de Felicita llenaba el aire como una melodía, recordándonos que la vida estaba hecha para saborearla.

Pero las festividades no terminaron ahí. Al ponerse el sol, regresábamos a casa, donde nos esperaba la verdadera fiesta. Imaginen una mesa crujiendo bajo el peso de bandejas repletas de salami, queso y una variedad de delicias fritas: un verdadero testimonio de la destreza culinaria de nuestra matriarca.

Independientemente de la agenda del domingo, una cosa se mantenía constante: la familia. Nuestras reuniones eran un hervidero de risas, charlas y brindis, pues más de veinte nos reuníamos para celebrar la sencilla alegría de estar juntos.

En la República Dominicana, el domingo es sagrado: un día de descanso y reflexión. Es una tradición profundamente arraigada en nuestra cultura, donde el tiempo se ralentiza y las familias se reúnen para reconectar y recargar energías.

Al recordar aquellas tranquilas tardes de domingo disfrutando del cariño de mi familia, no puedo evitar sentir una punzada de nostalgia. Las lentas notas de salsa de fondo, el aroma de la comida casera flotando en el aire: estos son los recuerdos que me inspiran a crear.

Así que los invito a vivir el espíritu de los domingos con Felicita. Ya sea reuniéndonos a la mesa con nuestros seres queridos o emprendiendo nuestras propias aventuras culinarias, que encuentren alegría en los sencillos placeres de la convivencia.

Al lanzar nuestra colección para el hogar en Felicita y Faustina, no se trata solo de crear cerámica hermosa: se trata de capturar la esencia de esas tardes de domingo perezosas, donde el tiempo se detuvo y el amor llenó el aire.

Así que, brindemos por los domingos con Felicita: una celebración de la familia, la comida y la rica cultura latina. Que sus mesas siempre estén llenas de amor y sus corazones rebosen de la calidez de los lazos familiares.

¡Salud y buen provecho! (¡Saludos y disfruta de tu comida!)
Alicia

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